martes, 24 de agosto de 2010

Que Pase un Buen Día




No era muy tarde ni muy temprano, un clima humedo y frio en la ciudad de Granada, y sin meditarlo demasiado decidí entrar.
Mi ex novia y yo dimos un paseo por la zona electrónica, necesitaba descambiar una paleta gráfica con la que descaradamente me timaron. Yo, ávido de sangre, llevaba toda la noche afilándome los dientes y cabalgando la adrenalina. Cual fue mi sorpresa, cuando nos atendió un hombre de unos cincuenta años. El poco pelo que le quedaba estaba peinado con gomina, de un color grisáceo que recordaba al refluir de las cloacas. Sufría de una sobredosis de Brumel, y no parecía preocuparle que sus clientes también la sufriesen. Sus ojeras invadían sus marcados pómulos, y su mirada era vacía como la de un cadáver. Era demasiado mayor para tener un puesto tan bajo, así que intuitivamente pensamos que se trataba del encargado de aquella zona, pero no...
En principio, mi reacción fue de sorpresa ante tal muestrario de tópicos aliñados en depresión, pero rápido recordé la sesión de odio que tragué la noche anterior, y decidí lanzarme.

- Buenos días caballero, vengo antes de que me cumple la garantía para que me hagan el favor de descambiarme este cacharro. - no recuerdo muy bien la conversación, pero el caso es que respondió con un "-hablaré con el encargado"- que me heló la sangre.

Mi ex novia y yo nos miramos sorprendidos cuando, con esa sonrisa de plástico parecía llamar a su inmediato superior con la mente, ya que no apartaba la vista del pasillo.
Poco después nos atendió un muchacho de unos veintipocos, que hacía gala de una dentadura perfecta, unas cejas exquisitamente depiladas, y unas uñas que ponían en entredicho la manicura de cualquier pija de barrio.

El servicio excelente, solucionaron mi problema sin demasiada lucha, y además me hizo decidir darle protagonismo a ese ser vacío que nos atendió envuelto en Brumel y muerte.
Aveces resulta de un humor macabro, cómo nos empeñamos en disfrazarlo todo de Brumel, colores pastel, y sonrisas de PVC.

2 comentarios:

  1. Como te pega la psicodelia colega xD

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  2. qué recuerdos!
    y como no va a estar ido ese personajillo del centro comercial. Sólo los chicos/as de plástico, luces, y gomina se mueven a sus anchas...

    Un abrazo Marcos y vuelve por aquí pronto
    (Xoana)
    Y otro saludo de Miguel

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